Decir que la criptomoneda conocida como Bitcoin consume mucha energía es quedarse corto. Hoy en día, la red bitcoin consume más energía eléctrica que Argentina… Y lo que es aún peor, el consumo de energía sigue creciendo a gran ritmo lo que puede hacer que consuma el equivalente a toda la energía generada por todos los paneles solares del planeta a finales del próximo año.
Los mineros de Bitcoin están instalando sus máquinas en lugares donde la electricidad es más barata y los costes de refrigeración son bajos y algunos de ellos utilizan energías renovables. Pero utilizar energía renovable no es lo mismo que ahorrar energía, y Bitcoin ya está utilizando una parte significativa de la electricidad renovable más barata del mundo (es imposible saber exactamente cuánto). Y eso para hacer funcionar un sistema de registro financiero de gran potencia informática que es dolorosamente lento, con transacciones que son 10.000 veces menos eficientes que VISA.
Por suerte hay otras criptodivisas, llamadas altcoins, que tienen un consumo de energía mucho más moderado.
¿Qué son las criptodivisas verdes?
¿Qué es una criptodivisa?
A pesar del aumento de la popularidad, la tecnología que hay detrás de las criptodivisas sigue siendo un misterio para muchos. La criptodivisa es un dinero que existe puramente en forma electrónica. Tradicionalmente, el dinero lo imprimen los gobiernos locales, pero las criptomonedas están controladas por un software, llamado blockchain.
¿Cómo funcionan las criptomonedas?
La tecnología de la cadena de bloques utiliza la criptografía, un proceso matemático que encripta, asegura y registra las transacciones en la cadena de bloques. A diferencia de los sistemas bancarios tradicionales, las transacciones en la cadena de bloques pueden verse a través de un libro de contabilidad público, cada ordenador de la red tiene acceso a estos datos, eliminando la necesidad de intermediarios, bancos o cualquier otro intermediario para confirmar las transacciones.
¿Qué son las criptodivisas verdes?
Se suele considerar que las criptodivisas verdes son aquellas que no requieren de minería para validar las transacciones o “descubrir” nuevas monedas.
Algunas criptodivisas, como Bitcoin, utilizan el concepto de “Prueba de Trabajo” (PoW) para las validaciones, lo que normalmente implica la minería. Sin embargo, muchas otras monedas utilizan enfoques alternativos o híbridos. Esto las hace menos dependientes de la energía para completar el proceso, convirtiéndolas esencialmente en alternativas verdes a las que utilizan la minería.
Si todo el universo de Bitcoin cambiara mañana a la estrategia de “proof-of-stake”, su consumo de energía se reduciría diez mil veces.
La revolución aquí es que, a diferencia del proof-of-work, inherentemente competitivo, el proof-of-stake requiere que los participantes cooperen. Tomando prestada una analogía del boxeo, si Bitcoin es una pelea incesante y siempre en aumento de suma cero, el proof-of-stake es un grupo de personas con un propósito común.
Ejemplos de criptomonedas ecológicas
Si bien el uso de energía de cada criptodivisa varía, todas ellas consumen muchísimo menos que el Bitcoin:
- Nano
- Ripple
- IOTA
- Lisk
¿Invertir en criptomonedas ecológicas?
Las criptomonedas, en general, pueden ser muy arriesgadas, principalmente por los altos niveles de volatilidad y la incertidumbre que rodea al mercado de las criptomonedas en la actualidad. Además, ha habido muchas estafas con criptomonedas, lo que aumenta el riesgo.
Antes de invertir en cualquier criptodivisa, incluidas las criptodivisas verdes, debes asegurarte de que te siente cómodo con el nivel de riesgo. Las nuevas normativas podrían afectar en gran medida a su potencial. Sin embargo, el interés de los minoristas, las instituciones financieras y otras organizaciones también podría aumentar su viabilidad.
En última instancia, si crees que quieres añadir criptodivisas verdes a tu cartera, lo mejor es invertir solo lo que puedas soportar perder. Este no es el lugar para poner los ahorros de la jubilación. Sin embargo, si quieres diversificar tu cartera y estás dispuesto a arriesgarte, puede valer la pena intentarlo.
Quizás la mejor criptomoneda ecológica de la actualidad es el Nano. Nano utiliza unas fórmulas matemáticas mucho más avanzadas y optimizadas que el bitcoin. Gracias a eso soluciona los problemas de velocidad, coste y consumo de energía de la red de Bitcoin. Es una solución ligera y escalable para el dinero digital, rápida, gratuita y, lo que es más importante, sostenible.
Nano también está totalmente distribuido, 133 millones de Nano se repartieron gratuitamente a cualquier persona que completara un CAPTCHA de Google, lo que significa que no hay necesidad de minar para producir nuevas monedas, lo que también resulta en una moneda deflacionaria.
La red Nano utiliza una red de bloques que va un paso más allá de la cadena de bloques. La cadena de bloques es lineal, lo que significa que las transacciones se agrupan en la misma cadena, creando competencia y retrasos. La diferencia de la red de bloques es que cada usuario de la red tiene su propia cadena de bloques, también conocida como blockchain. Esto permite que las cuentas de los usuarios se actualicen de forma asíncrona, implicando solo a las cadenas de cuentas del “emisor” y del “receptor”, sin necesidad de implicar a toda la red.