Mientras continúa la lucha legal entre Ripple y la SEC, el CEO de Ripple tiene palabras más duras para los reguladores.
El consejero delegado de Ripple, Brad Garlinghouse, se refirió a la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) como un “matón” en una entrevista publicada el 23 de septiembre. Afirmó que la SEC tiene la intención de “regular mediante la aplicación”.
¿Intimidar a las empresas de criptomonedas para que se sometan?
El CEO de Ripple declaró en la entrevista que el 95% del crecimiento de su compañía proviene de clientes ubicados en países distintos de Estados Unidos, “en parte porque las reglas del camino son claras en muchas naciones”, así como debido a las formas que utiliza la SEC para regular a las empresas.
Según Garlinghouse, la SEC es un matón, y como resultado, las empresas de bitcoin se han rendido porque no pueden financiar casos costosos y que requieren mucho tiempo.
Ripple se ha “gastado más de cien millones de dólares en defendernos en un caso que hemos intentado sacar adelante tan rápidamente como hemos podido y la SEC ha ido tan lentamente como ha podido”, según había declarado previamente el director general de la empresa.
Garlinghouse utilizó el hecho de que el juez había ordenado al regulador que entregara las notas de un caso anterior en el que la SEC argumentaba que Ethereum (ETH) no era un valor como ilustración del intento deliberado de la SEC de alargar el procedimiento. El juez emitió estas órdenes cinco veces en los últimos 18 meses.
Ignorar a los inversores
El director ejecutivo de Ripple habría declarado que “estas son palabras horribles para un organismo de protección de los inversores.” El valor de XRP se redujo en 15.000 millones de dólares como resultado de la demanda presentada por Ripple. No proteger los intereses de los inversores”
Ripple está siendo demandado por la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) por las acusaciones de que la compañía emitió indebidamente tokens XRP como valores. Ripple ha presentado una petición para desestimar el caso, argumentando que los tokens no pueden considerarse valores porque no existe un “contrato de inversión” que otorgue derechos a los inversores o que obligue al emisor a comportarse en el mejor interés de los inversores.